Para quienes desean vender bebidas en el noreste de Schleswig‑Holstein, es difícil prescindir de Behn. El mayorista de Eckernförde se toma muy en serio su responsabilidad con los clientes y ofrece entregas puntuales.
Rápido, puntual, Behn.
Al entrar en las instalaciones de la empresa Behn Getränke GmbH en Eckernförde, se llega casi inmediatamente al despacho del gerente Waldemar Behn. Su puesto se encuentra justo al lado de la entrada principal y con la mejor vista del recinto. Desde aquí, la empresa gestiona unos 320.000 hectolitros al año de refrescos diversos: agua mineral, limonadas, cerveza y vino... El surtido de productos incluye 3.500 artículos. Además, el grupo de empresas produce también bebidas espirituosas, como «Kleinen Feigling», «Küstennebel», «Dooley’s» y «Friesengeist».
«Tenemos empleados cuyos abuelos ya trabajaron con nosotros.»
Entonces, ¿por qué no prefiere una oficina más tranquila con recibidor? «No me enteraría de lo que ocurre», dice Behn, que está presentando en el monitor un par de fotografías antiguas de la historia de la empresa. La empresa familiar se función hace casi 130 años. Una imagen de los años 50 muestra el primer camión Mercedes‑Benz de la empresa del noreste de Schleswig-Holstein. Behn dice de inmediato el nombre del conductor y de su hijo, que también aparece en la foto. Hoy en día, la empresa sigue siendo muy familiar. «Tenemos empleados cuyos abuelos ya trabajaron con nosotros», dice Waldemar Behn.
Afuera, se escucha el ajetreo de las carretillas elevadoras. Son las 7 de la mañana. En el terreno a las afueras de Ostseebad, varios hombres vestidos con uniforme verde preparan los trayectos de más de 20 camiones. Los palets para las entregas están listos en la nave del almacén. El conductor Andreas Freiholz, al que Behn acaba de saludar con un apretón de manos, ha acercado su Actros 2530. Freiholz lleva más de 30 años conduciendo para la empresa de bebidas.
60
kilómetros de radio de entrega, plazos rápidos.
Negocio tradicional.
Ya en 1892, los Behn suministraban cerveza a las cantinas de las obras del canal de Kiel. La familia dirige una fábrica de cerveza en Altona, Hamburgo. Con el tren, llegaron hasta Gettorf, en Schleswig-Holstein, donde se había asentado el bisabuelo de Waldemar Behn. Llevaban cerveza a las cantinas ubicadas en las zonas de obras a lo largo del canal de Kiel en carros tirados por caballos. 9.000 trabajadores recibieron en su día la cerveza de los antepasados de Waldemar Behn. Desde hace 60 años, en Behn se conducen camiones de Mercedes‑Benz. Behn recuerda con especial cariño los primeros vehículos. Para esta crónica sobre el transporte, incluso se ha sentado al ordenador a fin de mostrarnos los camiones de aquel entonces. En 1990, la empresa compró un camión de capó corto del año 1957. «Esos fueron los vehículos de mi infancia», dice Behn hablando de su pasión por los camiones clásicos. Hasta 1988, el L 311 perteneció al ejército francés asentado en Berlín. Tras dos cambios de propietario, el empresario de Eckernförde lo compró. Restauraron el camión de 100 CV en el taller de la empresa y lo adaptaron para el transporte de bebidas. Además, lo pintaron con los motivos de una cervecería. A tiempo para el centésimo aniversario de la empresa, Behn fue capaz de poner el L 311 de nuevo en servicio. Desde entonces, es el vehículo más llamativo de la flota de Behn y, pese a que Waldemar valora mucho los camiones modernos de su parque móvil, el gerente prefiere subirse al L 311 cuando le toca sustituir a uno de sus conductores algún sábado.
Algo especial por el aniversario.
El camión de Freiholz es un vehículo especial dentro de la flota de Behn. Diversos detalles, como una inscripción en el parasol y la chapa de matrícula, recuerdan que en 2017 la empresa celebró sus 125 años. «Es nuestro camión de aniversario», dice Freiholz subiendo a la cabina. Ya se va a poner en marcha. Hoy debe dirigirse a un establecimiento gastronómico y a un supermercado, entregar las bebidas y volver a transportar los envases vacíos al almacén de Eckernförde. Ya durante la carga, los conductores se aseguran de trabajar eficientemente. Los palets destinados a la primera dirección de entrega, se introducen en último lugar en la caja de carga. También debe haber espacio para un elevador. «Nos sirve para llevar las bebidas a los almacenes. Forma parte del servicio», dice Freiholz.
En el área de planificación junto al almacén, Waldemar Behn señala en un mapa las sedes de la empresa en Eckernförde y Flensburg. Conoce el área por el que se mueven sus camiones como la palma de su mano. «Nuestra área de entrega es la costa oriental de la región norteña de Schleswig-Holstein, hasta la frontera danesa y, al oeste, hasta unos doce kilómetros después de la A7», dice Behn. «Ninguna de nuestras direcciones de entrega está a más de 60 kilómetros de la sede de la empresa. Queremos ser capaces de hace entregas rápidas».
«Tenemos entre 20 y 25 vehículos en servicio. Y deben mantenerse en perfecto estado. Las averías deben evitarse a toda costa. La fiabilidad es nuestra promesa.»
Primera dirección de la región.
No solo suministran a restaurantes, cafeterías y hoteles. Hospitales, residencias de ancianos, comedores y supermercado también obtienen sus bebidas a través de Behn. «Nuestra cuota de mercado aquí es muy alta. Somos el socio ideal para quienes desean vender bebidas en la región». Conducen hasta 1.000 direcciones de entrega, y 800 de ellas son establecimientos gastronómicos. En los meses de verano, cuando la región turística del mar Báltico recibe gran cantidad de visitantes, los alojamientos vacacionales, los locales y los bares de los campings están supeditados a la eficiencia de la flota de Behn. «Cada vez más personas pasan su vacaciones en su propia región, eso nos beneficia y es algo que se nota especialmente aquí, en el mar del Báltico», dice Behn.
1000
direcciones de entrega como destino.
Desde hace más de 60 años, los conductores de Behn trabajan con vehículos de Mercedes‑Benz. Siempre con una flota de máxima calidad. «Tenemos entre 20 y 25 vehículos en servicio. Y deben mantenerse en perfecto estado», explica el gerente. «Las averías deben evitarse a toda costa. La fiabilidad es nuestra promesa».
Un amplio surtido, honestidad y confianza son las cualidades que hacen destacar a Behn para sus clientes. La empresa utiliza los camiones durante el mayor tiempo posible. Gracias a que el área de entrega está claramente definida, recorren unos 30.000 kilómetros al año. «No nos merece la pena vender los vehículos al cabo de dos, tres o cuatro años», dice Waldemar Behn. Andreas Freiholz, que trabaja para Behn desde los años 80, sonríe y añade: «No quiero despedirme del camión tan rápido».
Fotos: Sebastian Vollmert