¿Una Copa Mundial de Deportes de Invierno sin nieve? Imposible. Pero el exceso de masas blancas también es crítico: en la Copa del Mundo de Biatlón de la IBU en Oberhof se vivieron ambas situaciones. Dos Arocs a pleno rendimiento se combinaron para salvar las competiciones.
Clima extremo.
Copa del Mundo Biathlon de la IBU en Oberhof: cada año compite aquí la élite de los tiradores deportivos y esquiadores de fondo. Oberhof es, junto con Ruhpolding y Antholz, una de las tres sedes legendarias de la Copa del Mundo. Pero, ¿y si el tiempo no acompaña este año?
«Durante una semana, aquello se parecía mucho a la primavera.»
A partir de diciembre, los preparativos van a toda marcha, y todo parece ir bien. Las pistas están preparadas y las competiciones pueden comenzar. Pero entonces se produce el shock: «¡Durante una semana aquello se parecía mucho a la primavera!», explica Christian Schleicher, de Daimler Truck AG, y ayudante desde hace años como voluntario en la Copa del Mundo. «Tuvimos mucha lluvia y, a menudo, temperaturas de dos dígitos. El viento era como un secador de pelo apuntando a la nieve. Todas las pistas ya preparadas se volvieron a descongelar».
48 horas de servicio ininterrumpido.
¿La consecuencia? Las competiciones se aplazan un día. Y después, a trabajar. Hay que traer nieve. En el último momento, Christian Schleicher habla por teléfono con CharterWay de Núremberg. Allí responde al teléfono Mario Gottwald, que confirma espontáneamente un segundo Arocs. ¿Y de dónde sacamos al conductor? «Lo hago yo mismo, voy enseguida»; esa es la sencilla solución de Mario Gottwald.
20000
metros cúbicos de nieve movidos en dos días.
Junto con el resto de ayudantes y camiones, comienza una verdadera maratón. Los depósitos de nieve dispuestos de manera preventiva debajo de lonas y en el pabellón de esquí son saqueados. Tras 48 horas de servicio ininterrumpido, y con unos 20.000 metros cúbicos de nieve, las pistas vuelven a estar listas. «Empezamos el martes por la noche, y el miércoles por la tarde ya tenían los deportistas al menos una pista de entrenamiento disponible. El jueves por la noche quedó claro que lo habíamos conseguido. Ya podía empezar la Copa del Mundo», nos cuenta Christian Schleicher.
«Empezamos el martes por la noche, y el miércoles los deportistas ya tenían de nuevo una pista de entrenamiento disponible.»
La ironía del asunto fue que «el invierno volvió durante el evento. Entonces, la cosa fue al revés, y tuvimos que volver a llevarnos la nieve volquete a volquete».
Fotos: Daimler