El cultivo de estrellas de Pascua empieza cada año en África. Desde allí, los esquejes de las plantas se envían por avión a Europa, donde terminan de crecer.
Primero unicolor, luego coloridas.
El sol está casi en posición vertical en el cielo y endurece el barro en las calles aledañas al lago Victoria hasta dejarlo como piedras. Muros bajos sobre la calzada obligan a los vehículos a circular muy lentamente. Quienes van a mayor velocidad se arriesgan a una rotura de ejes. «Los obstáculos tienen dos ventajas», explica Peter Muwanga. «Una es que nadie va desenfrenado y no se levanta mucho polvo. La otra es que permite a los comerciantes ofrecer sus mercancías a los conductores. Así es Uganda».
Muwanga recorre casi todos los días el trayecto entre Wagagai y el aeropuerto de Entebbe con su Axor 1823 con caja frigorífica. A pesar de la moderada velocidad de marcha, los conductores y la carga sufren fuertes sacudidas constantemente. Muwanga ya está acostumbrado a esto, la carga está bien embalada y además refrigerada: esquejes de flores de Pascua. A partir de ellos, las jardinerías en Europa cultivan después las populares plantas. «Mis envíos nunca han perdido un vuelo», dice Muwanga con orgullo. «¡Y es que se puede confiar al 100 por cien en nuestro Axor!»
Muwanga trabaja para la granja Wagagai, aproximadamente a una hora en coche de la capital de Uganda, Kampala. Selecta One, una empresa hortícola de Alemania, ha alquilado buena parte de la granja para cultivar en ella, entre otras cosas, flores de Pascua.
El negocio se basa en una repartición intensiva del trabajo. En la granja, Muwanga y sus aproximadamente 1.000 compañeros en temporada de cosecha solo llegan a ver las hojas verdes de las plantas madre. «Solo necesitamos sus brotes; los cortamos y los enviamos como esquejes por el medio más rápido», explica el conductor. Esto se lleva a cabo exclusivamente mediante transporte aéreo. En Europa, las estrellas de Pascua crecen hasta alcanzar su tamaño completo y maduran hasta que se desarrolle su colorida corona.
Limpieza extrema.
Se necesita mucho trabajo hasta poder cosechar los esquejes. Y la higiene más rigurosa. El cultivo se lleva a cabo en Wagagai, en un invernadero protegido y perfectamente ventilado. Quienes lleven puesta una bata, guantes y zapatos especiales pueden entrar en el área después de lavarse intensivamente las manos, pero no pueden tocar las plantas. «Hay cientos de enfermedades que podrían afectar a nuestras plantas», dice el gerente de producción de Selecta One, Wilson Keter. «Aplicando la higiene de forma consecuente se puede desistir de los pesticidas».
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Selecta One envía cada año millones de esquejes desde Uganda.
«Aplicando la higiene de forma consecuente se puede desistir de pesticidas.»
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de hectáreas de tierra de cultivo son aprovechadas por la granja Wagagi.
Aquí en Uganda el cultivo de flores de Pascua, originarias de México, tiene una enorme ventaja: el clima. Este país situado en la línea ecuatorial se encuentra en una meseta en las cercanías del lago Victoria. Así, no es ni demasiado caliente ni demasiado frío y tiene suficiente agua para la irrigación. «Pero también desde el punto de vista ecológico es razonable producir los esquejes en África», dice Keter. «Las emisiones de CO₂ que producirían los invernaderos calefactados en Europa sobrepasan con creces la huella de carbono que tenemos actualmente al transportar los esquejes por avión».
Buen olfato para las tendencias.
Por lo general, el viaje de los esquejes los conduce directamente a Bruselas y Ámsterdam. Desde allí, ya no falta mucho hasta llegar a las empresas hortícolas de Francia, Holanda y Alemania, donde los clientes de Selecta One, como Inga Balke, cultivan las plantas hasta lograr su máximo esplendor. Esta ingeniera hortícola gestiona en Holstein el vivero Krayenhagen, una empresa familiar de gran tradición.
Aquí también se da una alta prioridad a la protección del medio ambiente: Inga Balke solo trabaja con pesticidas no nocivos. También se vale de los así denominados organismos beneficiosos, como los ácaros y los himenópteros, que contienen la expansión de la temida mosca blanca. Y para la calefacción, el vivero utiliza la instalación de biogás del agricultor vecino.
Balke dirige la empresa con gran entusiasmo y saber hacer. También debe tener un buen olfato para las tendencias: «A principios de año, debo decidir las variedades y los colores que cultivaremos en la temporada siguiente. Si me equivoco, la mercancía no se venderá. En ese caso habría invertido varios meses de trabajo en vano».
A la intempestiva una de la madrugada, Balke se establece cada día en el mercado mayorista de flores de Hamburgo para vender sus plantas a los clientes. Durante el Adviento, carga principalmente flores de Pascua en su Atego 818. Los negocios con las floristerías de la región continúan hasta las 8.30 de la mañana. Después de eso, Balke regresa a su empresa.
Le gusta conducir de vez en cuando ella misma el Atego rojo con carrocería de caja cerrada calefactable Wilke. «El camión es bastante grande, pero se conduce como un turismo». A la empresaria le gusta especialmente el mando automático PowerShift 3. «No hay que cambiar de marcha, lo que permite concentrarse totalmente en el tráfico».
Así, Balke se desliza con su confortable Atego por las carreteras del norte de Alemania, mientras que Peter Muwanga conduce por pistas llenas de obstáculos y se fía, sobre todo, de la robustez de su Axor. Tiene que refrigerar su carga constantemente, mientras que Balke tiene que calefactarla en el invierno para que no se congele. Lo que tienen en común: les encantan las estrellas de Mercedes y de Pascua.
Fotos: Allan Gichigi, Christian Schmid
Vídeo: Martin Schneider‑Lau