El año 1981 marca el inicio de una nueva década y «Mercedes‑Benz Transport» siempre está en el epicentro de los acontecimientos. Una mirada al pasado de los que entonces eran nuevos camiones y emocionantes proyectos.

Con la primera edición, el equipo editorial de «Mercedes‑Benz Transport» invita a sus lectores a conocer los nuevos vehículos pesados Mercedes‑Benz de los años ochenta. En el «Encuentro en Marsella» –el titular del artículo– más de 70 periodistas especializados de toda Europa tienen la oportunidad de probar varios vehículos, desde el 1625 S hasta el 2028 LS y el 2223 con cabina grande. «La ruta tenía 36,7 kilómetros con pendientes de hasta el diez por ciento. Ninguno de los periodistas desperdició la oportunidad de realizar un recorrido de prueba. La opinión unánime de los expertos: ‘Daimler‑Benz AG está preparada para el futuro con sus nuevos modelos’», dice el artículo.

A veces, el progreso también consiste en parar, pararse en el momento adecuado, para ser exactos. Desde 1981, los camiones pesados están equipados con un estándar de seguridad desarrollado por Daimler‑Benz AG que se ha hecho indispensable desde entonces: el sistema antibloqueo de frenos, o ABS para abreviar.

Más de 100 periodistas especializados acudieron a Rovaniemi (Finlandia) para conocer el nuevo sistema. Su desarrollo era mucho más complejo que la solución para turismos. «Basta con pensar en los semirremolques y los trenes de carretera, con su mayor número de uniones, las grandes diferencias de peso y carga, así como las grandes cargas dinámicas sobre el eje a las que tiene que hacer frente el ABS». La recompensa del esfuerzo: «Solo el perfeccionamiento de los sistemas de frenado de los vehículos industriales en un sistema de frenado antibloqueo contempla, en el proceso de frenado, no solo las condiciones meteorológicas y el estado de la carretera más extremos, sino también al conductor, independientemente de su calidad», señaló entonces el equipo editorial.

En 1981, el valle del Gutach, en la Selva Negra, es el escenario de «un espectáculo sin parangón». Los acróbatas entre el cielo y la tierra simplemente construyen puentes», afirma el equipo de redacción. «Dos hombres se agazapan sobre estrechas vigas de hierro al borde del precipicio, a 94 metros del suelo. Asegurados solo por cuerdas, están montando la siguiente sección del puente del valle del Gutach». Mientras tanto, los camiones llegan sin parar: «Hormigonera sobre chasis Mercedes‑Benz modelo 2224 B/6×4 o 2626 B/6×4. La fiabilidad es la máxima prioridad, no solo para los grandullones». El hormigonado se lleva a cabo en la llamada estructura delantera libre en la misma obra mediante un encofrado móvil. Cada semana se «pegan» de cuatro a cinco metros de puente a la estructura ya terminada.

«Transport» también sabe honrar el rendimiento tras el volante en 1981. Bajo el título «Haribo hace felices a los conductores», la revista presenta un reportaje sobre los conductores Wendorff y Susen. Los dos empleados del fabricante de los famosos ositos de goma fueron galardonados en Bonn por Mercedes‑Benz AG como millonarios de kilómetros. Wendorff y Susen estaban en la carretera todos los días con su 1632 para la empresa y recorrieron en total más de un millón de kilómetros, con el primer motor, algo que no era habitual en aquella época. Recibieron un diploma, una insignia de honor y un regalo.

La «Estrella para Bruselas» se eleva en junio de 1981. La mayor estrella giratoria de Mercedes fuera de Alemania, cuyo prototipo se encontraba en el Europacenter de Berlín, fue transportada de Stuttgart a Bruselas en un camión con remolque de plataforma baja. Con la ayuda de una grúa, llega a su destino, a una altura de 122 metros en el techo del Centro Internacional Rogier.